A segunda vista

Ellas están acostumbradas, es algo que les ocurre desde niñas, al principio les dolía descubrir que otras solo necesitaban derramar dos lágrimas para esquivar un castigo o mostrar una sonrisa para obtener lo que querían, por mas que se esforzaban ni las lágrimas, ni las sonrisas tenían los resultados deseados.

En las fiestas de adolescentes, salían a bailar cuando las niñas lindas ya tenían pareja, algo así como un premio de consuelo para los que llegaban tarde a la meta, algunas veces ocurría y uno de ellos se detenía a mirarlas mientras sonreían… entonces se daban cuenta de la belleza camuflada que las caracterizaba y sin más explicaciones se enamoraban. Pero no fueron los casos más numerosos.

A pesar de que las educaron para no quejarse, de que se saben diferentes, a veces les gustaría que les escriban canciones de amor y les lleven serenatas desesperadas, a veces les gustaría desatar pasiones mas bajas que las de las telenovelas.

Pero eso les ocurre solo los domingos, el resto de la semana no soportan ser el blanco de atención, prefieren el trabajo tras bambalinas, los papeles secundarios… pero que esa fortaleza no te confunda, si pasan mucho tiempo sin reflejarse en la mirada de alguien… se convierten poco a poco en mujeres invisibles con lágrimas azules.