miércoles, 30 de septiembre de 2009

I gotta feeling

Para darle un poco de ritmo a la mitad de semana!!



jueves, 24 de septiembre de 2009

Humor negro

Ocurre, que me encuentro en esa difícil situación de buscar una relación, tras años de soledad selectiva necesito encontrar alguien con quien formar equipo, una dupla, como diría con mis amigos.

Pero como ha pasado mucho tiempo desde que me declare fuera de mercado por fallos técnicos, he olvidado cual es el proceso de ligue necesario para conseguir una relación, especialmente aquella que satisfaga todas mis exigencias. Y no es que yo sea una chica inflexible -que flexible soy- pero cada quien tiene un prospecto ideal como base negociable del cual existen ciertos puntos “irreductibles”.

Y precisamente buscando las alternativas de ligue, me doy de narices contra todos los estereotipos de género que alimentan mis inseguridades y sumadas a mi escasa capacidad de coquetear me dejan en mal lugar. Empezando por ese que dice que a los hombres les gustan las mujeres “generosas de busto” para no utilizar la palabra tetonas. Yo soy la chica que cumple a cabalidad aquella broma “una mujer sin pechos, mas que mujer es un buen amigo” haciendo una analogía con mi talla de sujetador resultaría que no existe en el mundo mejor amiga que yo.

Me pueden decir que no es cierto y que existen quienes se fijan en otras cosas como… la inteligencia, los buenos sentimientos y demás chorradas… como también les puedo decir que a las mujeres no nos importa el tamaño. Así que acepto como premisa que el amor primera vista no me encontrará. Sin embargo esto no me deprime, me incomoda, me saca de mis casillas, pero lo que se dice deprimirme, no. Ya que existen métodos alternativos, un poco caros pero asequibles, mediante los cuales podría pasar de ser la mejor amiga a Pamela Anderson durante el rodaje de “Vigilantes de la bahía” y aunque acepto que a veces lo he pensado, no llegaría a ser realidad porque les he cogido cierto cariño a mis pies y me daría muchísima tristeza dejar de verlos durante mi ducha diaria.

Entonces prefiero recordar que leí un artículo, escrito para gente como yo, que decía que existen dos tipos de hombres, los que se fijan en el busto y los que prefieren las caderas, dicho de manera coloquial, los de tetas y los de culos… a mi de lo segundo no me falta, lo que no tengo es técnica para sacarle partido, ¿Cómo se seduce con la retaguardia? puede ser que te levantes una o dos veces con la excusa de ir al lavabo, dejando brillar tus atributos, pero a la tercera soy capaz de contar chistes sobre incontinencia.

Me queda apelar al viejo estereotipo que dice que si una chica se ríe de todos tus chistes, esta coladita por ti. Mal asunto, yo que me río por todo y por nada gracias a una capacidad que tengo de aumentar mentalmente un gesto o recordar un chiste similar pero mas gracioso, termino dando la impresión de que coqueteo hasta con el viento que pasa.

Básicamente sólo puedo hacer uso de la palabra y sus respectivos estereotipos, así que he llegado a la conclusión de que si durante la próxima conversación animada que tenga en un bar no tengo oportunidad de dejar caer disimuladamente que no llevo ropa interior, diré con toda la seguridad del mundo que doy clases yoga, total, por mentirijillas de este tipo, no creo que el universo conspire para devolverme tres veces el mal causado.

martes, 22 de septiembre de 2009

Mentia, lo nuevo de Miranda

miércoles, 16 de septiembre de 2009

Fantasías eróticas femeninas

Parece que este es el mes de las reediciones, dejo a continuación un cuento que tiene mas de un año y sin embargo (debido a su título, asumo) es una de las entradas que mas visitas ha conseguido.


A la pregunta sobre las fantasías eróticas las mujeres solemos guardar silencio o como máximo dibujamos una sonrisa cómplice, muchas veces por pudor, pero también por el hecho de que no se pueden resumir como en el caso de las de los hombres: Pamela Anderson o Angelina Jolie.

Las fantasías femeninas tienen un proceso de preparación largo pero gratificante para las soñadoras. Inicia el momento en que esbozamos dos o tres rasgos de nuestro futuro compañero de orgasmos. Le damos las características generales que debe tener el hombre que nos lleve al cielo, por ejemplo, debe ser inteligente, de buen corazón y con sentido del humor. El siguiente paso es determinar su profesión o área laboral, aquí se nos puede tildar de materialistas, pero el razonamiento es muy simple, no se pueden tener las mismas fantasías con el médico de turno que sabe donde se encuentran cada una de las partes que con el fontanero de emergencia cuya participación estaría mas relacionada a la fuerza bruta que a otro tipo de cuestiones.

La búsqueda de la fantasía erótica femenina ha empezado con algo simple, una idea básica del hombre que buscamos. Hasta aquí, han pasado dos o tres días, porque puede que la lista de sentimientos nobles sea más corta pero especializada o mas larga y pormenorizada de acuerdo a la soñante.

A continuación se crean los detalles, dos o tres anécdotas familiares, la relación con su madre, el tipo de amistades que cultiva, sus actividades de tiempo libre, su participación en médicos sin fronteras o los fines de semana que pasa como voluntario en el área de niños quemados… Una etapa trampa que puede durar entre 2 semanas y un mes para algunas, mientras que otras mujeres se quedaran soñando con las largas cartas que recibirán desde el extranjero y olvidaran por completo que se trataba de una fantasía erótica. Importante recalcar que estas mujeres no son menos felices que las que si llegan a desarrollar por completo sus fantasías.

Quedan algunos detalles, como el lugar y la forma del encuentro: En la sala de espera del teatro principal, donde ataviada de tus mejores galas esperas a la cita que no llega y él “galante y elegante” te entrega una rosa y ofrece su compañía para que disfrutes del Carmen y llores a mares en su refinado hombro. Debo aclarar que no pretendo encasillar a las fantasías femeninas en el teatro o los hombres de tarje y corbata, tan solo pretendo ejemplificar el nivel de detalle que se necesita para alcanzar el cielo.

Algunas mujeres preferirán antes de definir el lugar del encuentro, otorgarle una cara y cuerpo al personaje masculino, para que no exista la posibilidad de confundirlo en medio del espectáculo. Entre estas caras, se pueden nombrar a los mas famosos, que es el recurso simple, “el modelo de Hugo Boss” pulcrito, afeitado, con pinta de metro sexual. Pero también participan hombres más reales, como el vecino de enfrente, el catedrático de psicología y un largo y variado etc.


A partir de aquí, la fantasía fluye sobre ruedas, las situaciones no resultan forzadas y se encuentran al nivel de las expectativas, el proceso en sí ha sido gratificante. Además nos besa como nos gusta, descubre nuevos horizontes de placer con sus caricias y sus movimientos nos hacen sentir que nos conoce mejor que nosotras mismas. Los sentimientos son profundos y eternos… aunque él tenga que partir a la mañana siguiente pues la guerrilla de algún país extranjero solicita su participación en la lucha contra el sistema capitalista.

martes, 8 de septiembre de 2009

Sones de guerra

Cuando escucho la música ambiental típica de los elevadores me pregunto si existen músicos que desde su tierna infancia soñaban con componer la sinfonía del 5º piso, o si fue la necesidad la que les obligó a juntar un par de notas dado que todos tenemos cuentas que pagar y bocas que alimentar. Entre los extremos coexisten en mis pensamientos aquellos que empezaron escribiendo una canción de amor, una gran declaración y en mitad de la faena tuvieron que aceptar que no alcanzaría para tanto. Esas notas por mucho que se eleven no llegarían a tocar un solo corazón.

La vida suele ser así, no se especializa en finales felices y como -a diferencia de las películas- tiene más de dos horas para desarrollar un argumento, suele ser más complicada. Debemos aprender a medir nuestro ímpetu, rectificar ideas, diseñar planes de contingencia; porque no todos nuestros sueños serán alcanzados; quizás las notas que resuenan en el elevador no fueron escritas para ese triste destino.

Por mucho que intento no lo consigo, no puedo permanecer indiferente, domar ese descontrol que no siempre es productivo y muchas veces me obliga a descarrilar como un tren sin frenos. Mi vida es una decisión constante sobre dar o no el salto al vacío.

Y en el amor no soy diferente. Desde las primeras notas que mueven mi espíritu me preparo para la gran sinfonía. Nada menos -nunca menos- y por eso me he estrellado más de una vez, pocos enamoramientos llegan a ser grandes amores, pero sigo repitiendo el estribillo, como fuese la única canción aprendida.

A pesar de los años que han pasado recuerdo aún como latía mi corazón despertando a todas y cada una de las mujeres que viven en mi, recuerdo sus luchas, sus desacuerdos, sus incoherentes estrategias de ataque, siempre de ataque, nunca supe resistir la tentación y dejarme seducir.

¡Estrategias absurdas! puesto que si, bajo el sistema democrático la mayoría optaba por que nuestra representante fuese la dama en apuros; las guerrilleras que “luchaban por mi bienestar” organizadas en grupos clandestinos escribían largas declaraciones; las kamikazes tiraban piedritas a las ventanas y mis labios (los eternos infiltrados) robaban besos. La dama en apuros lanzaba un pañuelo al aire y en un acto melodramático desaparecía.

En mitad del alboroto, las encantadoras de serpientes encandilaban hablando… llegaba el caos… las mujeres que me representan tienen la memoria muy alborotada y en mitad de la seducción olvidaban los objetivos e iniciaban discusiones internas sobre, qué significa en realidad ser mujer, que si la economía, que si la sociedad, que si las estrellas fugaces escapaban de alguien… Momento en que cenicienta miraba el reloj e iniciaba la retirada, siendo sustituida en el último instante por Tania (la guerrillera) que se despedía airada levantando el puño en señal de lucha.

Más de una vez, la princesita que vive en mi, reunió un importante número de firmas que apoyaban la petición de darle la oportunidad de poner en práctica la cara de asombro que tenía ensayada para el momento en que la rescatasen. Retumbaban las risas como en una taberna de marineros, Mata Haris, Geishas, Monjas de claustro, Hermanastras, respondían al unísono que resultaba más gratificante regresar de una cacería con un corazón latiendo entre las manos.

Y hoy que las mujeres que soy escuchan sones de guerra, que el latir de un corazón lejano se asemeja a una danza guerrera… Entre suspiros y discursos motivacionales, escucho promesas absurdas, intentos de autosabotaje y no faltan las que sin decir palabra mantienen la mirada puesta en el infinito o aquella que no se entera y propone ir de compras.

Confundidos y en movimiento, los planes encajan, se contradicen, se descartan. Envueltas entre notas de la futura sinfonía, la esperanza fluye aún cuando todas saben que puede tratarse -una vez más- de un tema musical “sin título” destinado a ser emitido en el altavoz ronco del elevador del fracaso.