martes, 29 de abril de 2014

Si cae cara hago una fiesta y si cae sello... tambíen



No voy a negar que lo primero que hice fue ponerme triste, luego pasé por un estado hipocondriaco e histérico, en el que me escondí para poder gritar a todo el mundo a mis anchas… y de aquí tuve que salir rápido, no he sido y no quiero ser del estilo de mujeres que asegura que no puede controlar su estado de ánimo debido a las alteraciones hormonales de su cuerpo.

Y ahí estaba, intentando comprender la raíz de esa tristeza, el significado, el significante, la conjunción de los planetas. Me detuve a tiempo antes de empezar la larga y sinuosa tarea de preguntarle a Dr. Google qué me iba a pasar a partir de ahora, respire profundo, me senté en mi cojín de meditación y si bien no pude meditar mucho, por lo menos me mantuvo alejada de hacer cosas que luego podría arrepentirme.

Como resultado de todo este proceso absurdo que no ha dado más que dolores de cabeza, he llegado a la conclusión de que si se diera el caso y mi doctora no puede revertirlo, invitaré a todos mis amigos y festejaremos mi menopausia prematura.

Quiero organizar una fiesta, porque no creo que deba vivir la noticia como una tragedia, tal como me lo planteaba al principio; a pesar de ser un evento que de alguna manera me enfrenta a la muerte (no puedo explicar el retorcido y largo razonamiento pero llego aquí, por algún camino) o puede que, debido a que me enfrenta a la muerte, quiero reunir a todos y festejar la vida.

miércoles, 9 de abril de 2014

Her



Es una explosión mental, no la puedo describir de otra manera, una película provocadora desarrollada en un futuro no tan lejano, con el que nos podemos identificar totalmente ya que no dibuja un escenario de coches voladores ni apocalipsis inminente.

El argumento de HER es muy sencillo, cuenta la historia de un hombre que se enamora de su Sistema Operativo, y ya está. Sin embargo durante dos horas que dura la película uno no piensa en Theodore o Samantha, ni en las convenciones sociales, ni cómo disminuye nuestro nivel de ansiedad si algo es aceptado socialmente.

Como tampoco nos pasamos toda la película pensando en cuáles son las bases de la identidad, ¿mente, cuerpo? resultaría muy fácil quedarse en esta capa, uno irremediablemente cae en las profundidades y no puede evitar preguntarse ¿qué significan los otros para mí? ¿qué significo yo para los otros? ¿son las identidades de los otros construcciones mentales? ¿Cuál es la diferencia entre la ilusión y la realidad? ¿utilizo a los otros para obtener experiencias?

Y mientras nos enredamos en preguntas filosóficas uno no puede evitar la tempestad de ese mar de soledad y la pregunta se va formando y no queremos verla, nos negamos a pronunciarla mordiéndonos la lengua. La esquivamos, la callamos pero sigue ahí como una sombra que nos acompaña durante cada imagen… ¿es que, en algún momento de nuestra existencia… hemos dejado de estar solos?

… las compuertas se rompen… la tormenta vence y ante la incapacidad de poder demostrar lo contrario, salimos del cine pensando un poco, olvidando otro poco para evitar que nos explote la cabeza.