El Ministro de Sanidad y Consumo, Bernat Soria, anunció este jueves, durante la presentación de los primeros datos obtenidos del estudio Atropométrico de la Población Femenina en España, el fin de las tallas tal y como se las conoce hasta ahora y la puesta en marcha de nuevos códigos de tallaje que corresponderán a valores relacionados con la estatura y el perímetro de pecho, cintura y cadera, que se establecerán teniendo en cuenta los tres nuevos morfotipos: Cilindro, Diábolo y Campana…. (Leer más)
Dejando atrás las buenas intenciones de quienes hayan promovido la iniciativa, mis dudas vienen como siempre, desde el lado de la práctica, el día a día de las ciudadanas de a pie que tendrán que vivir con esta nueva normativa. Aclarando, por supuesto que no estoy en contra… en realidad… como dirían en mi país “No estoy ni a favor ni en contra, si no todo lo contrario”.
Pero… ¿no podían utilizar unas etiquetas menos sugestivas?...¿es que acaso intentaban reducir el tiempo que nos toma hacer compras? Porque ¡vamos! Si ahora puedo perder una tarde del fin de semana buscando algo que me quede bien, como toda la ropa esta junta nadie sabrá a ciencia cierta si compro una talla 40 o 44 (porque basta verme para saber que no busco 34 o 36) entonces me paseo sin la menor vergüenza… pero ahora me pregunto si disfrutaré llevando al probador un pantalón que me recuerda en una etiqueta que soy un cilindro… o tal vez intente comprar una prenda diábolo (y retocarla luego en casa) sólo porque ser mujer diábolo queda como más exótico, mas femme fatal.
También creo que a partir del día en que se pongan en práctica, las mujeres dejaremos de recibir en San Valentin por ejemplo, ropas de encajes o vestidos sugestivos… porque si a los hombres ya les iba mal eligiendo en tallas de dos dígitos… ¿se los imaginan eligiendo entre tallas de cuatro dígitos?... además., abría que tener valor para llegar a casa con una prenda campana cuando la mujer en cuestión tiene alma de diábolo (o viceversa… peor sería llegar con una prenda cilindro, esa es en definitiva la que más pierde).
Claro que si antes del estudio un 40% de las mujeres tenían problemas para encontrar su talla, a partir del nuevo tallaje es posible que la cifra aumente, por esa tendencia de tener una imagen distorsionada de nuestro propio cuerpo.
Si uno de los objetivos era “ayudar a promover una imagen más saludable de la mujer” o “medir la gravedad o levedad” del estado de salud de la población femenina, bienvenidas sean las nuevas etiquetas, aunque el estudio asegura que 43,4 % de las mujeres entre 19 y 30 años tienen problemas para encontrar ropa… no por las formas de su cuerpo… si no porque el tamaño de la ropa es más pequeña que las mujeres. (¿y los fabricantes no se habrán dado cuenta de este “pequeño” detalle?).
Las intenciones son buenas, pero por mucho que hagan ropa campana o cilindro o diábolo, si las tallas son mayormente pequeñas seguiremos con el problema de no encontrar ropa, además de perdernos regalos sexys y sobre todo, tedremos que aceptar públicamente que compramos ropa de la etiqueta menos femenina.