lunes, 24 de febrero de 2014
Feminista... ¿yo?
Soy feminista, durante alguna etapa de mi vida lo he sido sin tener idea de
lo que significaba esta palabra, en otros momentos he sido un hombre con tetas
gritando que era feminista, a veces no he tenido conciencia de que lo era y
otras, simplemente no he tenido conciencia de qué era.
Y así vamos por la vida, me gustaría poder tener un compromiso más profundo
y despertar cada mañana feminista, lavarme los dientes feministas y comerme la
lechuga feminista, pero no es cierto, a veces, sobre todo cuando no tengo
conciencia de mis propios actos, soy el reflejo de mi educación, el medio y las
tontas decisiones del día a día… y de repente, siento un dolor similar a
pillarse los dedos con la puerta y despierto para volver a girar en esa rueda
de hámster que es mi vida.
Viviendo en Europa he conocido a muchísimas mujeres que no quieren
encasillarse con el término feminista, las entiendo, el feminismo tiene mala
prensa, (insertar aquí los estereotipos acerca del feminismo y las mujeres feministas,
que tenga cada lector/a) yo misma no encajo en los preconceptos que tengo,
aquella idea que “pienso que piensan” de las feministas: no soy una amargada,
es más me considero afortunada y feliz. No soy lesbiana, aunque de haber podido
elegir lo habría hecho por convicción ;) llevo una vida sexual saludable, no
envidio el pene de nadie, no quiero venganza ni revanchismo… y aun así, soy
feminista.
Puede que, no querer ser feminista esté basado en dos grandes supuestos:
Que no es necesario, ya que los derechos de la mujer se han ganado para siempre
y no existe una manera de volver atrás. Y que la meta ya se ha conseguido, que
las hijas de lilyth vivimos una realidad de equidad de género. Sin embargo,
este en mundo que habitamos, no es verdad ni la primera ni la segunda idea.
Pueden preguntarles a las españolas si no les han quitado parte de sus derechos
de un plumazo, relegándolas nuevamente a la posición de eternas menores de edad
con la nueva ley contra el aborto.
A veces, uno tiene la idea de que el feminismo solo se aplica en países el África,
o de países subdesarrollados, tercer mundistas, en vías de desarrollo, cuyos
nombres es difícil de recordar e incluso de pronunciar. Pero hagamos números, hablemos
de población por continentes, utilicemos los datos de nuestra querida
Wikipedia.
¿Cuántos continentes ponemos en la bolsa de la equidad? ¿Asía? No ¿África? No.
Es una “suerte” que los colaboradores de wikipedia consideran que América es un
continente que debe mostrarse por separado, pero tenemos un No para Sudamérica. Dejando (a
grandes rasgos por supuesto) a Europa, Norteamérica y debido al desconocimiento, Oceanía, como los únicos representantes
de la equidad. -Tomando conciencia, por supuesto que existe una serie de países
que deberían separarse de ésta suma, como es el caso más evidente de Rusia y
casi todos los países de la Ex URRS, como también México de la parte de Norteamérica…
pero no vamos a dar ese bocado, porque entonces los datos se harían todavía más
depresivos-. Hablamos entonces de un 19% de población aproximadamente. Un 19%
que vive en las condiciones de equidad conocidas como las mejores.
Eso quiere decir que de cada 100 mujeres que hay en el mundo, 19 tienen la
oportunidad de una vida plena, mientras que 81 están destinadas a la subordinación,
en el mejor de los casos, la crueldad en su mayoría.
Entonces, si, soy feminista, y como decía a veces tengo vergüenza de no
poder tener una convicción más fuerte y ser feminista mientras duermo y
mientras me preparo la comida. Soy feminista por ese 81% de las mujeres que
pude ser y -por alguna gracia misteriosa que no comprendo- no fui. Tomo
conciencia de mi suerte, de mi vida y hago pleno uso de mis derechos y responsabilidades.
Soy mujer y soy feminista.
Publicado por Lilyth en 4:40 p. m. 5 Invisibles
Etiquetas: Declaraciones, Feminismo, Mujeres
miércoles, 19 de febrero de 2014
De viajes y trotamundos
El bus ha entrado en una autopista y como gran velocidad, alcanza los 70
km/h. Llevo más de una semana en este país, estoy cansada, necesito una ducha
en condiciones y las bocinas y el smog me tienen harta. De alguna manera intento
aislarme de lo que me rodea, intento descansar… mis compañeros de bus deben
tener actitudes similares ya que nos toma desprevenidos y nadie consigue
hacerle una foto: En contra dirección viene un hombre cabalgando un elefante.
¡Pues sí! He pasado unos días en la Increíble India.
Semanas antes de empezar mi viaje, para entrar en ambiente mi esposo y yo
leímos un poco de la historia del país, luego, para poder salir de la depresión
que me causo, echamos mano a recursos más superficiales -y estereotipados- como
la película “Indiana Jones y el templo de la perdición”. Sabía que nada podía prepararme para la
aventura que me esperaba, pero no sabía cuáles serían mis puntos débiles.
Es muy pronto para hacer declaraciones del tipo “es que la India me ha
cambiado” pero algo quedará en mí de este viaje, algo con lo que no contaba.
Originalmente soy de un país pobre, subdesarrollado, machista,
ignorante. Pero somos tan solo 10 millones de habitantes y muchas de estas
características no se hacen tan latentes en una densidad de 9 habitantes por
km2, pero si hablamos de 401 personas en la misma extensión, las cosas se hacen
más evidentes. Había intentado prepararme para lo que me iba a encontrar, pensé como
reaccionar ante las cosas con las que me vaya topando, quería ser una pared.
Nunca espere encontrarme con un espejo.
Pensaba que este era un viaje para soltar, dejar mis aferramientos… y
ahora que miro hacia atrás, pienso, ¡que ilusa! mi primer golpe fue la falta de
higiene. Y fue una sorpresa, porque Bolivia no es precisamente un país libre de
bacterias. Desde el hotel hasta las calles, me parecía imposible imaginar que
algo fue -en algún momento del tiempo- nuevo o limpio.
El segundo golpe, el ruido; las bocinas se utilizan de una manera que
raya lo absurdo, que pierden todo sentido, todos tocando el claxon al mismo
tiempo, para decir estoy pasando, me quedare aquí, daré la vuelta en U, seguiré
la dirección establecida…. Un largo y cansado etc.
El golpe más certero, la pobreza. Tal vez tengo unos conceptos
preestablecidos que no tienen porque representar a la realidad, pero pensaba,
tanta pobreza no puede existir en un país que tiene armamento nuclear, pensaba
que podrían tratarse de historias del pasado ¿acaso no se encuentra la india
entre los BRICS? Me faltan palabras para
poder describir la pobreza que he llegado a ver, tal vez un poco cínicamente,
intentare resumirlas en una frase: Un paisaje post apocalíptico.
El golpe cómico, la ignorancia. Y digo cómico porque no todo se puede
ver desde la tragedia. Recuerdo perfectamente que uno de los guías en Varanasi
intentaba convencernos de dos hechos “científicamente comprobados” a) El
rio Ganges no tiene bacterias b) La caca de vaca protege contra la
radioactividad.
-Sin comentarios-.
Tal vez estoy un poco cansada, o no ha pasado el tiempo suficiente para
poder desvelar la moraleja. Pero por el momento me queda ese sin sabor en la
boca, esa duda existencial… ¿es que aquella mujer que vi, durante unas
fracciones de segundo, era yo?
Publicado por Lilyth en 9:17 p. m. 0 Invisibles
Etiquetas: Icredible India, India, Indiana Jones, Trotamundos, Viajes
domingo, 16 de febrero de 2014
Mujeres y guionistas
Las series, las telenovelas, casi todas las películas de comedia romántica,
se basan en el dicho popular: “La excepción hace la regla”… pero se apoyan en
la parte débil de esta frase, o sea, están diseñadas exactamente para ser la
excepción.
Empecemos con el tipo de series/películas en las que el protagonista debe
encontrar quien le ayude y cuenta la historia de: a) como viajo en el tiempo;
b) como mata demonios c) como ve fantasmas, sabe el futuro, te conoce de otras
vidas, un largo y variado etc. La idea es básicamente demostrar que los lunáticos, en realidad van a salvarte la vida.
Como también son
la excepción todas aquellas personas que comen comida chatarra y no engordan,
las que comen por ansiedad y no engordan, las que comen cuando están enojadas y
no engordan… estafas televisivas: sobre todo si se trata de una comedia en que
sea habitual mostrar a los protagonistas comiendo, nombra una serie y piensa ¿Qué
comen?... ¿están gordos?, ¿Cómo sería mi propia figura si yo seguiría la misma
dieta? GRANDES MENTIRAS TELEVISIVAS.
Y es verdad, no
somos niños y no creemos en cuentos de hadas, sabemos que la coca cola engorda
y que los vampiros sexis no existen… y sin embargo caemos redondas ante las mentiras
de la televisión y el cine que muestran casos claros de maltrato. Lo dicen las
cifras, los números nunca mienten, las mujeres somos grandes consumidoras, somos
la caperucita que escucha radio lobo.
Solo para nombrar
unos cuantos ejemplos, la película (no leería el libro ni bajo tortura) “3 metros sobre el cielo”, empieza
en el juicio por violencia de Hugo… escena seguida muy de cerca con el
encuentro con la protagonista, a quien por cierto insulta para llamar su
atención: es el tipo de hombres que si todas fuéramos madres de una niña, le
gritaríamos que se aleje de él. Lástima que si el caso fuera que
nuestra madre nos lo grite, una gran mayoría no haría ni puto caso y otras
tantas correrían a sus brazos.
La novela “Sombras
de Gray” que describe perfectamente la relación de un maltratador y su víctima
(para quienes no crean en las palabras de esta humilde servidora, les dejo el
link de la web de la Academia de la salud de la mujer, que desarrolla más
científicamente el tema, artículo en inglés: “Double Crap!” Abuse and Harmed Identity in Fifty Shades of Grey)
y no tengo que seguir hablando de las miles de copias vendidas, que (a partir
de aquí infiero) va creando una legión de mujeres que esperan encontrar una
pareja que las lleve por el mundo erótico (¿?) de las páginas del libro,
lástima que no todas nos llamamos Anastasia.
El éxito económico
de este tipo de mentira crea un aliciente para seguir produciendo Hugos y Christians,
el gran éxito del sistema machista –a mi modo de ver- es haber conseguido que
sea la propia víctima quien financie el mantenimiento de esta industria, es
ella quien grita que por favor le muestren una y otra vez que aquello que es improbable, lo que la razón nos
dice que no debe creer, ese detalle que su conciencia utiliza como una
advertencia que grita “corre”… es en realidad, una excepción y luego de un par
de golpes tendrá el “happy ever after” que siempre soñó.
Publicado por Lilyth en 9:10 p. m. 2 Invisibles
Etiquetas: Cine, Maltratador, Mujeres, Sombras de Gray, Televisión, Tres metros sobre el cielo
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