En los cuentos el malo es el malo, la buena esta buena y la víctima tiene
cicatrices claramente reconocibles desde el exterior, pero este es el mundo
real y las cosas no son como parecen.
Quisiera contar con más conocimiento que la experiencia para poder desarrollar
un perfil más adecuado, o con una mayor virtud para poder vaciar en palabras
justas y adecuadas todos mis recuerdos, pero ni un caso ni el otro. Soy una de
tantas testigos de la violencia de género que no puede armar el rompecabezas
completo.
Cuando hablamos de la víctima del maltrato, una vez descubierto no hay
manera de que no intentemos entapizar con el(la). Pero ¿Qué pasa cuando se
trata de reconocer al maltratador?
El maltratador, aunque nos guste pensarlo, no es el hombre gordo y calvo
que da asco de solo mirarlo, en realidad es un hombre que de primera impresión,
es muy sensible, protector, atento, protector, divertido… ¿he dicho ya
protector?... y no chicas, tampoco nos vamos a librar de ellos tan solo
caminando en dirección contraria de los hombres que intenten protegernos. Esta
no es una lista al pormenor de las características de un maltratador, no se
acerca a nada que pueda ser una lista científica… en este momento estoy
describiendo a los maltratadores que conozco.
Cuando no eres la víctima del maltrato pero te encuentras sentimentalmente
involucrada, ya sea porque eres la hija o la amiga o cualquier caso semejante,
no es tan sencillo repudiar al maltratador, o llegar a denunciarlo si es que la
víctima no tiene fuerzas o recursos para hacerlo.
Descubres también que el maltratador suele tener una muy buena red tejida
alrededor suyo… se toma la molestia de ir poco a poco dejando saber a su medio
más cercano que su mujer sufre algún desequilibrio mental, o que es
extremadamente egoísta, o lo explota, pero él está enamorado/se queda por lo
hijos/ espera que cambie algún día…. La imaginación de estos hombres es
desbordante, como también lo es su capacidad de convencer con las palabras…
debido a esta red, cuando la mujer intenta explicar cuál es su realidad, es
tachada de (insertar cualquier adjetivo que el maltratador ha estado moldeando
en la mente de su entorno más cercano) y por lo general se convierte en el
demonio o como casi siempre, la loca.
Intentar explicar la situación de maltrato para la víctima, es un camino
cuesta arriba, porque como a nuestra sociedad le encantan las segundas
oportunidades y las muestras físicas de maltrato, cuando explicas uno o dos
ejemplos, notas un aire de decepción en la cara de los oyentes: intentar contar
toda la historia es por demás larga y complicada, así que las únicas personas
que saben de tu situación, son las amigas más cercanas que hayan sobrevivido al
cerco, y solo en situaciones de primer mundo, tu grupo de terapia.
Uno suele notar también, que las mujeres del entorno del violento, son
quienes toman parte activa en la militancia de crear situaciones desagradables
para la maltratada, para que aprenda a no desacreditar a su súper hombre, al
maravilloso hombre que esta junto a ella y que ahora sufre de infamias… cuando
descubren la verdad, por lo general es tarde y no les queda más remedio que
declarar para los medios “parecía una buena persona, siempre saludaba en la
escalera”.
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