miércoles, 19 de febrero de 2014

De viajes y trotamundos



El bus ha entrado en una autopista y como gran velocidad, alcanza los 70 km/h. Llevo más de una semana en este país, estoy cansada, necesito una ducha en condiciones y las bocinas y el smog me tienen harta. De alguna manera intento aislarme de lo que me rodea, intento descansar… mis compañeros de bus deben tener actitudes similares ya que nos toma desprevenidos y nadie consigue hacerle una foto: En contra dirección viene un hombre cabalgando un elefante.

¡Pues sí! He pasado unos días en la Increíble India.

Semanas antes de empezar mi viaje, para entrar en ambiente mi esposo y yo leímos un poco de la historia del país, luego, para poder salir de la depresión que me causo, echamos mano a recursos más superficiales -y estereotipados- como la película “Indiana Jones y el templo de la perdición”. Sabía que nada podía prepararme para la aventura que me esperaba, pero no sabía cuáles serían mis puntos débiles.

Es muy pronto para hacer declaraciones del tipo “es que la India me ha cambiado” pero algo quedará en mí de este viaje, algo con lo que no contaba.

Originalmente soy de un país pobre, subdesarrollado, machista, ignorante. Pero somos tan solo 10 millones de habitantes y muchas de estas características no se hacen tan latentes en una densidad de 9 habitantes por km2, pero si hablamos de 401 personas en la misma extensión, las cosas se hacen más evidentes. Había intentado prepararme para lo que me iba a encontrar, pensé como reaccionar ante las cosas con las que me vaya topando, quería ser una pared. Nunca espere encontrarme con un espejo.

Pensaba que este era un viaje para soltar, dejar mis aferramientos… y ahora que miro hacia atrás, pienso, ¡que ilusa! mi primer golpe fue la falta de higiene. Y fue una sorpresa, porque Bolivia no es precisamente un país libre de bacterias. Desde el hotel hasta las calles, me parecía imposible imaginar que algo fue -en algún momento del tiempo- nuevo o limpio. 

El segundo golpe, el ruido; las bocinas se utilizan de una manera que raya lo absurdo, que pierden todo sentido, todos tocando el claxon al mismo tiempo, para decir estoy pasando, me quedare aquí, daré la vuelta en U, seguiré la dirección establecida…. Un largo y cansado etc.

El golpe más certero, la pobreza. Tal vez tengo unos conceptos preestablecidos que no tienen porque representar a la realidad, pero pensaba, tanta pobreza no puede existir en un país que tiene armamento nuclear, pensaba que podrían tratarse de historias del pasado ¿acaso no se encuentra la india entre los BRICS? Me faltan palabras para poder describir la pobreza que he llegado a ver, tal vez un poco cínicamente, intentare resumirlas en una frase: Un paisaje post apocalíptico.

El golpe cómico, la ignorancia. Y digo cómico porque no todo se puede ver desde la tragedia. Recuerdo perfectamente que uno de los guías en Varanasi intentaba convencernos de dos hechos “científicamente comprobados” a) El rio Ganges no tiene bacterias b) La caca de vaca protege contra la radioactividad. 
-Sin comentarios-.

Tal vez estoy un poco cansada, o no ha pasado el tiempo suficiente para poder desvelar la moraleja. Pero por el momento me queda ese sin sabor en la boca, esa duda existencial… ¿es que aquella mujer que vi, durante unas fracciones de segundo, era yo?

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