miércoles, 29 de enero de 2014

El maltratador de los cuentos



En los cuentos el malo es el malo, la buena esta buena y la víctima tiene cicatrices claramente reconocibles desde el exterior, pero este es el mundo real y las cosas no son como parecen.

Quisiera contar con más conocimiento que la experiencia para poder desarrollar un perfil más adecuado, o con una mayor virtud para poder vaciar en palabras justas y adecuadas todos mis recuerdos, pero ni un caso ni el otro. Soy una de tantas testigos de la violencia de género que no puede armar el rompecabezas completo.

Cuando hablamos de la víctima del maltrato, una vez descubierto no hay manera de que no intentemos entapizar con el(la). Pero ¿Qué pasa cuando se trata de reconocer al maltratador?

El maltratador, aunque nos guste pensarlo, no es el hombre gordo y calvo que da asco de solo mirarlo, en realidad es un hombre que de primera impresión, es muy sensible, protector, atento, protector, divertido… ¿he dicho ya protector?... y no chicas, tampoco nos vamos a librar de ellos tan solo caminando en dirección contraria de los hombres que intenten protegernos. Esta no es una lista al pormenor de las características de un maltratador, no se acerca a nada que pueda ser una lista científica… en este momento estoy describiendo a los maltratadores que conozco. 

Cuando no eres la víctima del maltrato pero te encuentras sentimentalmente involucrada, ya sea porque eres la hija o la amiga o cualquier caso semejante, no es tan sencillo repudiar al maltratador, o llegar a denunciarlo si es que la víctima no tiene fuerzas o recursos para hacerlo. 

Descubres también que el maltratador suele tener una muy buena red tejida alrededor suyo… se toma la molestia de ir poco a poco dejando saber a su medio más cercano que su mujer sufre algún desequilibrio mental, o que es extremadamente egoísta, o lo explota, pero él está enamorado/se queda por lo hijos/ espera que cambie algún día…. La imaginación de estos hombres es desbordante, como también lo es su capacidad de convencer con las palabras… debido a esta red, cuando la mujer intenta explicar cuál es su realidad, es tachada de (insertar cualquier adjetivo que el maltratador ha estado moldeando en la mente de su entorno más cercano) y por lo general se convierte en el demonio o como casi siempre, la loca.  

Intentar explicar la situación de maltrato para la víctima, es un camino cuesta arriba, porque como a nuestra sociedad le encantan las segundas oportunidades y las muestras físicas de maltrato, cuando explicas uno o dos ejemplos, notas un aire de decepción en la cara de los oyentes: intentar contar toda la historia es por demás larga y complicada, así que las únicas personas que saben de tu situación, son las amigas más cercanas que hayan sobrevivido al cerco, y solo en situaciones de primer mundo, tu grupo de terapia.

Uno suele notar también, que las mujeres del entorno del violento, son quienes toman parte activa en la militancia de crear situaciones desagradables para la maltratada, para que aprenda a no desacreditar a su súper hombre, al maravilloso hombre que esta junto a ella y que ahora sufre de infamias… cuando descubren la verdad, por lo general es tarde y no les queda más remedio que declarar para los medios “parecía una buena persona, siempre saludaba en la escalera”.

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