martes, 8 de septiembre de 2009

Sones de guerra

Cuando escucho la música ambiental típica de los elevadores me pregunto si existen músicos que desde su tierna infancia soñaban con componer la sinfonía del 5º piso, o si fue la necesidad la que les obligó a juntar un par de notas dado que todos tenemos cuentas que pagar y bocas que alimentar. Entre los extremos coexisten en mis pensamientos aquellos que empezaron escribiendo una canción de amor, una gran declaración y en mitad de la faena tuvieron que aceptar que no alcanzaría para tanto. Esas notas por mucho que se eleven no llegarían a tocar un solo corazón.

La vida suele ser así, no se especializa en finales felices y como -a diferencia de las películas- tiene más de dos horas para desarrollar un argumento, suele ser más complicada. Debemos aprender a medir nuestro ímpetu, rectificar ideas, diseñar planes de contingencia; porque no todos nuestros sueños serán alcanzados; quizás las notas que resuenan en el elevador no fueron escritas para ese triste destino.

Por mucho que intento no lo consigo, no puedo permanecer indiferente, domar ese descontrol que no siempre es productivo y muchas veces me obliga a descarrilar como un tren sin frenos. Mi vida es una decisión constante sobre dar o no el salto al vacío.

Y en el amor no soy diferente. Desde las primeras notas que mueven mi espíritu me preparo para la gran sinfonía. Nada menos -nunca menos- y por eso me he estrellado más de una vez, pocos enamoramientos llegan a ser grandes amores, pero sigo repitiendo el estribillo, como fuese la única canción aprendida.

A pesar de los años que han pasado recuerdo aún como latía mi corazón despertando a todas y cada una de las mujeres que viven en mi, recuerdo sus luchas, sus desacuerdos, sus incoherentes estrategias de ataque, siempre de ataque, nunca supe resistir la tentación y dejarme seducir.

¡Estrategias absurdas! puesto que si, bajo el sistema democrático la mayoría optaba por que nuestra representante fuese la dama en apuros; las guerrilleras que “luchaban por mi bienestar” organizadas en grupos clandestinos escribían largas declaraciones; las kamikazes tiraban piedritas a las ventanas y mis labios (los eternos infiltrados) robaban besos. La dama en apuros lanzaba un pañuelo al aire y en un acto melodramático desaparecía.

En mitad del alboroto, las encantadoras de serpientes encandilaban hablando… llegaba el caos… las mujeres que me representan tienen la memoria muy alborotada y en mitad de la seducción olvidaban los objetivos e iniciaban discusiones internas sobre, qué significa en realidad ser mujer, que si la economía, que si la sociedad, que si las estrellas fugaces escapaban de alguien… Momento en que cenicienta miraba el reloj e iniciaba la retirada, siendo sustituida en el último instante por Tania (la guerrillera) que se despedía airada levantando el puño en señal de lucha.

Más de una vez, la princesita que vive en mi, reunió un importante número de firmas que apoyaban la petición de darle la oportunidad de poner en práctica la cara de asombro que tenía ensayada para el momento en que la rescatasen. Retumbaban las risas como en una taberna de marineros, Mata Haris, Geishas, Monjas de claustro, Hermanastras, respondían al unísono que resultaba más gratificante regresar de una cacería con un corazón latiendo entre las manos.

Y hoy que las mujeres que soy escuchan sones de guerra, que el latir de un corazón lejano se asemeja a una danza guerrera… Entre suspiros y discursos motivacionales, escucho promesas absurdas, intentos de autosabotaje y no faltan las que sin decir palabra mantienen la mirada puesta en el infinito o aquella que no se entera y propone ir de compras.

Confundidos y en movimiento, los planes encajan, se contradicen, se descartan. Envueltas entre notas de la futura sinfonía, la esperanza fluye aún cuando todas saben que puede tratarse -una vez más- de un tema musical “sin título” destinado a ser emitido en el altavoz ronco del elevador del fracaso.

17 Invisibles:

BUENAS NOTICIAS dijo...

Lilyth, qué post más genial. Tantas mujeres invisibles que habitan en todas las mujeres. Me encantó cómo las has descrito y cómo cuentas sus seguridades, sus dudas, sus luchas, sus sabotajes. Me he sentido totalmente identificada.

Por cierto, me hiciste pensar en un libro que leí hace tiempo y que me encantó, te lo recomiendo: "La mujer habitada", de Gioconda Belli.

Un abrazo inmenso, querida Lilyth.

Duncan de Gross dijo...

Muy buena entrada, me ha encantado ;-)

Asesino De Leyendas dijo...

me dejaste pensando en tantas cosas que serían difíciles decir cual es la duda que me inquieta más.

Un beso

Cecy dijo...

Me dejaste en silencio mas que profundo.
Excelente nena.

Me gusta tanto que te la robo.
je

Besotes.

utópico dijo...

Cuando leí por primera vez este post, me quede perplejo. Me emocione muchísimo, quise ser guerrillero, príncipe, sapo, liberal, guerrero, cavernícola, caballero, y todo, todo lo que uno pueda imaginar para conseguir encantar a las mujeres que eres, y luego descubrí que es fútil, que no se encuentran formulas ni soluciones a temas infinitos, a veces creo que la vida juega a encantar las cosas, a ponerlo todo complejo, a diseñar laberintos. Tu cuento es eso, un laberinto de laberintos internos, de indecisiones, de caminos sin guía, de mapas transparentes. Lo mejor, es escuchar al corazón, y ver que le dice a uno, y evaluar esos consejos con madurez, con cariño infinito y con algo de egoísmo, después de todo, lo más importante es que tu corazón palpite.

La sensación que me deja tu historia, es de incógnita, de conflicto, y de indecisión, sentalas a tus mujeres internas, y pónganse de acuerdo, pónganse el cinturón de seguridad y láncense al espacio.

Besos cometa!!

Anónimo dijo...

Muy bueno, nunca deja de sorpenderme un buen texto por estos lares; esta vez si voy a gestionar el blog a favoritos.

/ dijo...

Brillante! En su justa medida, no le falta nada ni le sobra nada. Un placer leer esta entrada.


BESOTES HERMOSA.

Anca Balaj dijo...

Qué preciosidad nos regalas ahora! De los mejores textos que he leído aquí, y los he leído buenos. Este texto tiene alma.

Un beso bien merecido

Fete dijo...

No paso por mi mejor momento ...LILYTH a veces pienso que me lees la mente ... Besicos cielo.

Maritoñi dijo...

Mi marido homosexual es el el control, y yo soy el desconcierto.

Besos con azúcar glasé

Gustavo Adolfo Guzman dijo...

MUY BUENO ESTE RAZONAMIENTO DE VERDAD QUE SI

Lupe Montero dijo...

Me ha encantado la entrada Lilyth, te has superado, has hecho una descripción perfecta con la que muchas nos sentimos identificadas (al menos con algunas partes...). Un aplauso para tí: plas, plas, plas...

La sonrisa de Hiperion dijo...

Estupenda la entrada, me encanta...Es un placer psar po aquí.

Saludos y un besazo!

Anónimo dijo...

Invisible: Muchisimas gracias por todo y que estes muy bien. Adios

Alejandro González Romero dijo...

Que temor el de acabhar con una canción sin receptor que la acepte, triste fuituro para un tema devuelto al remitente... cuento de terror... Hermoso como siempre

cristal00k dijo...

La vida en su objetivo final, es siempre un fracaso.
Pero mientras vamos de camino a ese ascensor del fracaso, si descubrimos a esas Mata Haris, Geishas, Monjas... etc... quíerelas a todas. Os necesitáis. Ellas para seguir existiendo y tú para seguir siendo como eres.
Divino post Lilyth.

Maria Coca dijo...

Eres una gran observadora. Siempre me impresionan tus reflexiones, tan acertadas.

Besos