Para mantener esta situación de control es necesario que un lado quiera y pueda mientras el otro ponga poca resistencia, ¿Cómo se consigue semejante trato desigual? al ser la mujer quien da la vida, segura en su totalidad que la criatura es suya se estima a si misma como base fundamental de la familia. Dando paso a la fabricación del modelo mujer-madre que converge en el estado femenino “natural” de soberana doméstica.
Cargada de idealismo y romanticismo, la noble función se asocia a un aspecto místico. Una buena madre debe por lo menos ser santa, como la Virgen María que dedica la vida a su hijo. La obediencia, el respeto, la abnegación y el sacrificio se convirtieron en virtudes obligatorias. La figura romántica de una perfecta inocente, rodeada del amor de sus congéneres por ser la mujer ideal. Nunca se estima o por lo menos se espera que un padre sea un santo de la devoción de nadie.
El miedo es un sentimiento natural y necesario, lo sentimos como individuos y como sociedades, cuando un cambio importante está en puertas, surge la necesidad de defenderse de él de intentar paralizarlo.
Ocurre que, al llegar la segunda guerra mundial, los hombres fueron llamados a filas y enviados al frente. Fueron entonces las mujeres la base familiar, económica, industrial e incluso administrativa que mantuvo el sistema funcionando mientras los hombres jugaban a los soldaditos. Las mujeres dejaron claro que eran tan eficientes como los hombres, éstos, al regresar a casa quisieron que todo regrese a la normalidad, alegando que las nuevas libertades femeninas ponían en peligro el núcleo familiar.
¿Cómo conseguir que mujeres independientes y libres den un paso atrás por propia voluntad? Nos encontramos entonces con la creación de un gigante que nos aprisiona hasta ahora; los medios de comunicación, que propusieron un nuevo modelo de mujer, la “empresaria a cargo de las labores del hogar”, para resumir a esta nueva mujer recordemos a “Embrujada” me parece por demás cínico haber utilizado a una bruja, que tiene todo el poder, pero renuncia a él para hacerse cargo de su adorable pero mediocre marido, ni siquiera se tomaron la molestia de disfrazar un poco la realidad.
El tiempo libre que otorgaban la tecnología emergente que se hacia cargo de las labores mas engorrosas, fue mal utilizado en manualidades, consumo de infraliteratura, televisión y terminaron por producir soledad, cuadros depresivos y cuadros médicos que fueron calificados de "típicamente femeninos".
Si bien, desde entonces hasta ahora se ha avanzado bastante en algunas latitudes del planeta, los medios de comunicación siguen haciendo estragos en la población femenina, alejándolas de objetivos más importantes como la realización personal o la búsqueda de respuestas simples ¿Quiénes somos las mujeres? ¿Qué queremos? ¿Hacia donde vamos?
Vivimos en una época en la que la imagen personal es todo, mujeres de metro ochenta que intentan entrar en una talla 34, no tienen acaso el mismo fin ¿agradar y ser digna de un hombre? obsesión por la eterna juventud para evitar el momento en que el adorado tormento nos cambie por la universitaria de turno.
¿No estamos acaso perdidas? Mucho se ha avanzado, queda camino por recorrer, queda aun la responsabilidad de igualar los derechos femeninos a lo largo y ancho del planeta, pero sobre todo queda pendiente que nosotras pongamos sobre la mesa que esperamos de nosotras mismas, ¿la profesión a costo de una vida familiar nula? ¿Una vida de doble jornada laboral, una en el trabajo y otra en casa? ¿Qué buscamos? ¿Cuál es el ideal femenino que queremos alcanzar?
Puede sonar un tanto filosófico, pero en esta nueva era de transformación, necesitamos ser partícipes y protagonistas del cambio, mucho más que antes, es el momento de empapar a todas las mujeres de la nueva ola que nos esta esperando, para que la sociedad, tanto hombres como mujeres alcancemos nuestro máximo histórico en bienestar. Porque una mujer completa y libre con un hombre que lo comprenda y admita lograran alcanzar el amor motor de vida y ya no ese de cuento de hadas del que, sinceramente, estamos todas cansadas.