martes, 12 de febrero de 2008

... Y si piensas en mi... sonríe

Te alegrara saber que las plantas de la terraza no han muerto, que la heladera se ha llenado de verduras y que he dejado la comida precocinada para empezar la aventura diaria de enfrentarme –con valor y constancia- ante los peligros de la cocina.


Estoy convencida de que esbozarás una sonrisa cuando sepas que tiendo mi cama todos los días y procuro levantarme temprano por la mañana. Que en general, mi vida ha dejado de ser el desastre cotidiano por el que tanto temías.


No tendrás que perder el tiempo pensando en mi imprudencia antes de cruzar la vereda, o en las canciones tristes que detenían mi marcha ni siquiera en esa costumbre mía, de preguntarles el secreto de la vida a las mariposas.


Así que no te preocupes si descubres que aún espero tu llamada, no enciendas hogueras ni adiestres palomas mensajeras… tranquilízate pensando que poco a poco y con la ayuda de los días, estoy aceptando tus deseos de divorciarte de toda la familia.

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