martes, 15 de enero de 2008

Sueños

Antes de despertar tuve un sueño pequeño, tuve la certeza de que despertaba en mi habitación... en casa de mis padres, sin abrir los ojos sabía que estaba ahí mezclada con la calma y el desorden de toda habitación adolescente. Tratando de imaginar el lugar exacto de mis cuadros, mis dibujos, mis secretos mal guardados.

No quería abrir los ojos… quería permanecer un momento más en ese lugar que ya no existe… empezando por los dibujos que en mi primera ausencia del hogar mi madre decidió borrar y mandar al bombo el esfuerzo de pintar constelaciones exactas en el techo, como tampoco le importó lijar las mariposas que revoloteaban por las paredes y los grifos de donde chorreaban corazones.

Parte de mi sabía que no podía ser cierto, que ya no estaba en la casa donde perdí mi corazón de leche, que era imposible haber atravesado la barrera del tiempo y regresar… pero la lógica desaparecía a medida en que las sensaciones aumentaban.


Hice un inventario mental de todas las cosas que debían estar conmigo… una caja de sombreros antigua donde guardaba mi diario y dos o tres tonterías del dueño de turno de mis sentimientos. El escritorio abandonado y una silla convertida en ropero. Cajitas dentro de cajitas llenas de plásticos de colores que adornaron mi cuello y manos durante mi niñez. La muñeca que me regaló mi padre y yo acepté con desencanto porque sentía que ya no era una niña, pero luego colgué en la pared como un trofeo. El único peluche viejo y gastado que perteneció a mi madre en algún pasado. Las cartas del Tarot que no aprendí a leer, el libro del MRTK y el gas pimienta que me regalaron mis malas compañías.

Y vinieron imágenes, sonidos, conversaciones… serenatas que no escuche, colchones en el piso, fiesta de pijamas, amigas alborotadas, llorando, riendo, hablando, comentando que si me dijo, que si me miro, que si al verme se alejo de ella… promesas de eterna amistad, rituales de brujas adolescentes…

Entretanto una voz en off me susurraba al oído:

Te propongo un viaje que empiece por los recuerdos
así podremos disfrutarlos dos veces antes de conocerlos…
Te ofrezco mirar desde el otro lado de las estrellas
donde se puede observar como astros al mundo y sus cosas bellas.

Pude mantener por unos segundos la mezcla perfecta entre pasado e ilusión, invitar al dueño de la voz a conocer mi habitación de adolescente, mi lugar seguro, mi cuartel, mi desorden, mi futuro… la seguridad del rincón del mundo donde empezó todo, donde en imágenes o recuerdos terminará todo…

Cuando abrí los ojos forzada por el despertador quise llorar, quise deprimirme por haber perdido el camino… entonces me nació una rebeldía que hace años no siento y dije “¡Al carajo!... no todos los días se vuelve al hogar” me levanté con una sonrisa y mentalmente dije “buenos días papito, buenos días mamita… traje un compañero a casa”

2 Invisibles:

utópico dijo...

Que bonito conocer tu habitación, y todos los secretos y tesoros que bien guardabas, que son sin duda pequeñas ventanas, que nos invitan a descubrir efímeras partecitas de ti misma, retacito a retacito va uno construyéndose la foto completa. Me alegra que te haya nacido una rebeldía al despertar, no hay nada mejor… No hay nada como mirar desde las estrellas, saltando de una en una, sin ruta fija pero con la certeza de llegar a destino. A mi me gusta la idea de ver el mundo como los astros, y no hay nada como los viajes para poder hacer eso…
saludos!

WILLY ARDAYA dijo...

Hola Lilyth: Qué Tal?? puej acá yo de vuelta a los blogs después de unas vacaciones de looocos. Pasaba a saludarte y a restablecer nuestro contacto de blogueros eh???

Te invito a visitar mi blog, puse un videillo muy bueno, muy romántico con una letra desgarradora de corazones jajajajaja chekealo es muy bueno... te hará reir de emoción jajajaja